Desarrolla tus habilidades y competencias personales para ponerlas al servicio del procedimiento judicial en el que eres parte y:
1.- Reducir al máximo el coste emocional que ello podría suponerte: gestión de la ansiedad, insomnio, irritabilidad, angustia…
2.- Adecuar tu conducta fuera y dentro del Juzgado sobre la base de una adecuada gestión de las emociones que el proceso y/o las personas implicadas en él, pueden generarte.
3.- Poner toda tu energía en aquello que depende de ti.
Estas tres variables, no sólo aumentarán las garantías de éxito en el Juzgado, sino que, no menos importante, te servirán para gestionar situaciones de conflicto en el futuro con una elevada solvencia personal.
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